Búnker en la ciudad / Arquitecta Paula Herrero
Un departamento en el barrio porteño de Palermo, primera casa de una pareja que encargó “un bunker en la ciudad”. Intervención completa mediante, lo obtuvo cosmopolita, estéticamente joven y tan diáfano como abierto a las verdes vistas de un boulevard. Superficies utilizadas Roble Texturado Melamina Porcelanato Chapa de Madera La […]
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Un departamento en el barrio porteño de Palermo, primera casa de una pareja que encargó “un bunker en la ciudad”. Intervención completa mediante, lo obtuvo cosmopolita, estéticamente joven y tan diáfano como abierto a las verdes vistas de un boulevard.
Superficies utilizadas
Roble Texturado
Melamina
Porcelanato
Chapa de Madera
La recepción se reparte en dos niveles, íntegramente recorridos por un piso que fue una de las decisiones estratégicas del proyecto: madera de roble texturada light brushed con poro abierto que invita a hacer contacto, a descalzarse, a sentarse en el suelo. La caja envolvente es blanca y diáfana, al igual que la biblioteca, de madera laqueada en blanco. El mural se desarrolló en base a una obra de la artista plástica argentina Natalia Cachiarelli; su diseño se ruteó sobre melanina color arcilla, con alma en MDF. Las líneas geométricas de esta obra resultaron uno de los leit-motivs de la ambientación.
La iluminación es suave, con lámparas ar111 y dos piezas de diseño protagónicas: las colgantes del comedor Behive de Foscarini y la lámpara de pie Bienvenida de TFCh en el estar.
Para la terraza se eligió un material atemporal como es el porcelanato Concrete Grey y se diseñó un jardín vertical. El área privada del departamento continúa la superficie del sector público.
En la suite, el roble texturado se complementa con un respaldo de cama y cajoneras suspendidas en chapa de madera de roble natural rayado encerado. El vestidor se revistió de espejo en un juego visual donde este volumen desaparece virtualmente, ganando la suite en luminosidad y espacialidad.
El solado de madera de la recepción se prolonga en el toilette, único ambiente de la casa que se revistió íntegro en un color: pintura satinada azul marroquí. Apoyados y sueltos en el espacio, un espejo de marco de madera de pino Brasil encerado y un cilindro de acero inoxidable diseño Paula Herrero que oficia de bacha.
En el baño principal se mantuvo la pintura blanca satinada, excepto el sector de ducha, resuelto en revestimiento de porcelanato. La mesada es de mármol, con alzada del mismo material y espejo continuo transiluminado.
Para la cocina se optó por un porcelanato de piezas grandes color arena. Las mesadas y alzadas se hicieron en Silestone y los muebles, en melanina blanca texturada Laricina Touch. Madera maciza para la estantería y chapa de guatambú lustrado para la barra-desayunador.